Obras Raras y Curiosas

Obras Raras y Curiosas

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Colección formada por obras de los siglos XVI al XXI, reúne magníficas ediciones provenientes de la compra, donación o Depósito Legal hecho a la Biblioteca Nacional de México (BNM).

Para que un libro forme parte de esta colección debe reunir ciertas características, entre las que destacan las siguientes: ser ediciones príncipes; incluir grabados ya sean xilográficos o calcográficos, litografías y/o fotografías artísticas; tener una encuadernación artística, ser de tiraje limitado o ejemplares numerados; denotar la importancia del autor y del impresor, su valor literario, o estar dedicados a la BNM, ya sea por el autor o algún personaje importante que obsequia la obra a la institución.

La Colección de Obras Raras y Curiosas de la BNM se caracteriza por poseer gran valor histórico y por su cuantía.

Incunables (RI)

Los incunables son los libros impresos, con tipos móviles metálicos, entre los años 1450 y 1500. El término "incunable" proviene del latín incunabula, cuyo significado es "en la cuna", aunque también son conocidos como paleotipos, del griego palatios que significa antiguo, y typos, modelos. Los incunables representan el momento histórico en que los libros se hallaban en sus orígenes, esto es, cuando apenas comenzaba el uso tecnológico en la impresión.

El invento que dio origen a estos incunables, que surgieron de la imitación de los modelos manuscritos, fue la imprenta, creada por el alemán Johannes Gutenberg hacia 1450. Con la invención de la imprenta no sólo se pretendía agilizar la producción de los libros sino abaratar sus costos, pues el pergamino fue sustituido por el papel hecho de trapos o cáñamo, una fibra natural muy durable.

Al inicio, los incunables carecían de portada y empezaban directamente con el contenido de la obra; sin embargo, esto fue prontamente subsanado con planchas xilográficas alusivas a escudos nobiliarios, ilustraciones y letras capitulares, que sustituirían al sistema manual de orlar y titular el libro. Al carecer de una portada que consignara los datos básicos del libro, se colocaba el colofón para hacer mención al nombre del autor, el lugar y la fecha de impresión, al igual que el nombre del impresor. La encuadernación, por otra parte, se elaboraba tanto en pergamino como en madera forrada en piel, y en algunos casos el incunable era adornado con encierres frontales de metal o cuero, para impedir la deformación. La BNM cuenta actualmente con la colección más grande de incunables de América Latina, con 177 títulos.

Colección Novohispana (RSM)

Formada por aproximadamente 2,500 ejemplares impresos en Nueva España entre 1554 y 1821. Esta colección se encuentra resguardada en la Sala Mexicana, espacio sui generis creado por el arquitecto Orso Núñez para albergar, exprofeso, toda la producción bibliográfica de lo que fuera el virreinato de Nueva España.

Abarca desde 1554, año del libro más antiguo que posee la Biblioteca Nacional de México, hasta 1821, cuando se consuma la Independencia. No se sabe con certeza el número de libros que salieron de las prensas novohispanas durante el siglo XVI, pero la BNM cuenta con 23 impresos de esa época. Entre ellos destaca la obra titulada Dialectica resolutio cum textu Aristotelis, de fray Alonso de la Veracruz, conocida como uno de los primeros textos universitarios publicados en México para la Real Universidad. Este libro, el primero de la Colección Mexicana, fue impreso en 1554 en los talleres de Juan Pablos, el primer impresor autorizado en el Nuevo Mundo y, por ende, en Nueva España.

Destaca, asimismo, un impreso de autoría franciscana titulado Aquí comienza un vocabulario en la lengua castellana y mexicana, compuesto por fray Alonso de Molina, que imprimió Juan Pablos en 1555. Este libro es de suma importancia ya que marcó, en México y el resto del Nuevo Mundo, el inicio de la publicación de diccionarios bilingües, en español y lenguas indígenas. Del mismo religioso se cuenta con el Confesionario breve, en lengua mexicana y castellana, impreso en 1565 por Antonio de Espinosa, quien llegó a México para laborar como fundidor y tallador de letras en la imprenta de Juan Pablos y que, con el tiempo, se convirtió en el segundo impresor de América.

En el siglo XVII la producción bibliográfica incluye la de Melchor Ocharte, tercer impresor de Nueva España; la de Francisco Rodríguez Lupercio, cuyo interés se centró en obras de carácter científico; la de Bernardo Calderón, fundador de la más prolífica familia de impresores de esa época, que inició en 1631 y la continuó su viuda, doña Paula de Benavides y sus hijos, en particular Antonio Calderón, cuya imprenta continuó trabajando hasta 1703.

Más adelante, en el siglo XVIII surgieron imprentas famosas como la de la viuda de Miguel Rivera, la de Francisco Ribera Calderón, las de la familia de Hogal, la de Diego de Fernández de León y la de los Zúñiga y Ontiveros, por mencionar algunas. Estos últimos fueron considerados los mejores impresores de su tiempo, y de sus prensas salieron importantes obras científicas y literarias.

Por último, hacia el siglo XIX, en ese importante momento histórico para la naciente nación mexicana, existen publicaciones que permiten apreciar lo que significó el movimiento de Independencia en la sociedad, tal como el Decreto constitucional para la libertad de la América Mexicana, sancionado en Apatzingan el 22 de octubre de 1814 e impreso por la Imprenta Nacional ese mismo año. El Decreto incluye un discurso de los diputados de las entonces denominadas provincias mexicanas; dirigido a todos los ciudadanos, hace referencia al significado que tenía la representación nacional recientemente adquirida.

Las obras que resguarda la Colección Mexicana dan cuenta de los temas e intereses que tuvo la sociedad de ese entonces, por ejemplo: los científicos, históricos, religiosos, musicales, culturales, literarios y filosóficos.

Siglo XIX Mexicano (RSXIX)

Incluye publicaciones que van de 1822, primer año del México independiente, hasta 1911, año de la caída del Porfiriato. La justificación para estas fechas extremas es distinguir la obra bibliográfica del México independiente, con todos los impresores de entonces, y tener el seguimiento de la obra intelectual del momento. Si bien 1911 no corresponde al siglo XIX, sí lo es el pensamiento decimonónico, que siguió proyectándose en el ámbito cultural, social y político hasta el primer decenio del siglo XX, siendo el fin del Porfiriato el parteaguas en la producción bibliográfica, debido a las propias condiciones sociales, políticas y económicas que vivió México.

Entre los impresores que destacan en Siglo XIX Mexicano se encuentra la amplia producción de Ignacio Cumplido, hombre de ideas liberales que no sólo fue diputado y senador, sino que sirvió a la causa liberal a través del campo editorial. En su amplia labor dedicada al periodismo, arte tipográfico y diseño editorial, destaca el haber sido fundador del periódico El Siglo Diez y Nueve, al igual que impulsor de interesantes e importantes publicaciones como las series Mosaico Mexicano, Presente Amistoso Dedicado a las Señoritas Mexicanas y El Museo Mexicano o Miscelánea Pintoresca de Amenidades Curiosas e Instructivas, por mencionar algunos de sus trabajos.

Esta colección se caracteriza por reunir, exclusivamente, la bibliografía impresa en nuestro país y cuyo tema es México, por lo cual en ella se destaca la difusión en torno a la obra del pensamiento liberal, al igual que la publicación de ordenanzas, dictámenes y otras obras de carácter político y económico que dan cuenta de la evolución del pensamiento decimonónico.

Colección Lafragua (LAF)

Entre las colecciones más valiosas que conserva la Biblioteca Nacional de México se encuentra la Colección Lafragua, formada por el escritor, bibliófilo y político José María Lafragua, quien nació en Puebla en 1813 y fue designado por el presidente Benito Juárez, en diciembre de 1867, primer director de la BNM, en reconocimiento a su vida consagrada a la República y por su interés en la creación de instituciones que apoyaran la cultura en México.

Contiene interesantes documentos históricos, científicos, literarios, sociales, políticos, jurídicos y hacendarios impresos en México y en el extranjero, relativos a la historia nacional. Comprende de 1576 a 1924; está compuesta por folletos, recortes de periódicos y manuscritos que, en conjunto, ascienden a más de 24,000 unidades, y representa el cuerpo documental más importante para la historia del México decimonónico.

Está organizada en 1,580 misceláneas y es de carácter heterogéneo, por lo que en ella es posible encontrar información para el campo de la historia cultural, económica, urbana, literaria, jurídica, social, política, de las ideologías y de la ciencia, por mencionar sólo algunas áreas del conocimiento. Gracias a los sermones, discursos, memorias, estadísticas, manifiestos, presupuestos, oraciones cívicas, libros completos y demás que Lafragua reunió, es posible hablar de un corpus documental para la historia nacional. Un importante instrumento de consulta para esta colección es el Catálogo de la Colección Lafragua. 1821-1853, de Lucina Moreno Valle. Cabe agregar que en el Instituto de Investigaciones Bibliográficas un grupo académico ha continuado la labor de revisión de la Colección y ha elaborado otro instrumento de consulta para los años 1800-1821 y 1854-1875, al que se puede acceder a través del enlace https://lafragua.iib.unam.mx/

La Colección Lafragua está microfilmada, y los materiales originales ya no son objeto de préstamo. Por otra parte, hay que destacar que esta colección fue reconocida por la UNESCO como Memoria del Mundo.