Colecciones Especiales

Formadas por bibliotecas particulares de importantes personajes de la vida política y cultural del país que han sido donadas a la Biblioteca Nacional de México (BNM); entre ellas destacan la de Boris Rosen Jélomer, Ángel María Garibay, Rafael Heliodoro Valle y Javier Sánchez Gámiz, por mencionar algunas.

Fondo Gilberto Bosques

Gilberto Bosques fue un hombre longevo que vivió 103 años, nació en 1892 en Chiautla de Tapia, Puebla, y es reconocido como revolucionario, congresista, educador, periodista, escritor, diplomático y humanista.

Su vida en la política inició a los 17 años, cuando participó en el movimiento revolucionario de 1910; posteriormente obtendría el cargo de legislador local en Puebla, laborando a favor de los trabajadores; en la década de 1920 y 1930 fungió como legislador a nivel federal.

A Gilberto Bosques se le reconoce en el ámbito mundial por el auxilio que dio, durante la Segunda Guerra Mundial y siendo cónsul general de México en Francia, a unos 40 mil refugiados españoles republicanos, judíos franceses, libaneses y otros perseguidos por las fuerzas franquistas y por el ejército nazi. Como educador y humanista, destacó por sus aportes a las reformas educativa y política, al colaborar con José Vasconcelos, mientras que con Narciso Bassols, Luis Enrique Erro y Juan de Dios Bátiz impulsó instituciones educativas de carácter social. Fue, también, director de El Nacional, periódico del Gobierno.

El Fondo Gilberto Bosques llegó a la BNM por donación de su hija, la señora Laura Bosques.

Colección Boris Rosen

Boris Rosen Jélomer nació en Ucrania en 1916 y falleció en México, en 2005. Llegó a nuestro país en 1928 y estudió Derecho en la Escuela Nacional de Jurisprudencia de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); sin embargo, ha sido reconocido por ser un importante especialista en literatura mexicana, interesado en recopilar la obra de escritores del siglo XIX. Rosen consideraba necesario rescatar y revalorar la obra de esos escritores, por ser eese un periodo poco explorado, de gran importancia testimonial y estética.

La labor de investigación de Boris Rosen lo llevó a editar las obras de Ignacio Ramírez; compilar, anotar y cuidar la edición de las obras completas de Francisco Zarco; posteriormente hizo lo propio con las de Guillermo Prieto, para continuar con las de Manuel Payno. Siendo un hombre que siempre abrazó el pensamiento liberal, mostró interés en los trabajos del escritor y político Pedro Santacilia, yerno del presidente Benito Juárez, interés que lo condujo a la publicación del libro Pedro Santacilia, el hombre y su obra.

Esta colección llegó a la BNM gracias a la donación de su esposa, la crítica de arte Raquel Tibol, quien consideraba que el rescate de los escritores mexicanos decimonónicos sólo era posible: “Si los responsables de los archivos y bibliotecas públicos y privados, así como los investigadores independientes comprenden la importancia de rescatar para las nuevas generaciones los tesoros ideológicos, políticos y culturales del siglo XIX”.

Colección Henry J. Kruth

La Colección Henry J. Kruth fue donada a la BNM por los doctores Isabelle Joris y Guido Majno(†), de la Universidad de Massachussetts, en el año de 2003. El interés académico de estos investigadores versa sobre la historia de la medicina, particularmente la patología experimental en las antiguas culturas de Grecia, Roma, Egipto, China, India, Irán y México.

En opinión de estos científicos, una manera de acercarse a la historia de ese conocimiento es a través del estudio de los códices y de las prácticas que aún conservan los grupos autóctonos, para evidenciar la evolución y tratamiento de una enfermedad y, por tanto, el desarrollo de la medicina misma. Debido a sus intereses, la Colección está compuesta, exclusivamente, por un importante número de libros dedicados a la arqueología y antropología mexicanas.

Fondo Rafael Heliodoro Valle

El Fondo Rafael Heliodoro Valle (Honduras, 1891 - México 1959) es, por su contenido, uno de los más ricos con que cuenta la BNM. La colección está formada por aproximadamente 25,000 libros y folletos, revistas y periódicos aún no cuantificados; varios cientos de fotografías en proceso de identificación y 38,973 cartas y documentos organizados en 3,030 expedientes que el ilustre polígrafo hondureño radicado en México produjera durante la primera mitad del siglo XX.

La importancia de su abundante correspondencia radica en las personalidades hispanoamericanas con quien mantuvo contacto epistolar, entre ellas Ángel María Garibay, Bernardo Ortiz de Montellano, Diego Rivera, Elías Nandino, Juan de Dios Peza, Rubén Darío, José Clemente Orozco, Timoteo Miralda, Policarpo Bonilla, Juan Manuel Gálvez y otros personajes de no menor importancia. Los temas tratados son de carácter histórico, literario, político, consular y personal.

La sección bibliográfica se distingue por su temática marcadamente humanística en el ámbito histórico, literario, geográfico, político, filosófico y artístico de México, Centroamérica y América Latina en general, correspondiente al periodo. El bloque perteneciente a publicaciones periódicas es otro de los pilares de esta colección; en él se encuentran revistas y diarios de toda América Latina en los cuales Valle colaboró, y que adquirió o le fueron obsequiados.

Mención aparte merece su colección fotográfica resguardada en 25 cajas de archivo, en proceso de ordenamiento, donde se pueden encontrar imágenes de personalidades destacadas de la política y cultura latinoamericanas, así como de familiares y amigos de Rafael Heliodoro Valle.

Enriquece la colección una sección de misceláneas conformadas por fascículos de temática literaria, histórica, política, filosófica, religiosa, científica y artística que el propio Valle puso en orden; varios cientos de recortes de periódicos con noticias de interés para el hondureño, ordenados en carpetas; tarjetas postales de presentación y una serie de menús de los restaurantes de más prestigio en el mundo, visitados por él mismo o por algún conocido.

Rafael Heliodoro Valle es considerado uno de los humanistas más sobresalientes de Hispanoamérica, que dejó una extensa obra de proyección continental conformada por diversos géneros como crónica, cuento, novela, ensayo y poesía.

Colección Javier Sánchez Gámiz

Javier Sánchez Gámiz nació el 2 de diciembre de 1919. Su padre fue el licenciado José Trinidad Sánchez Benítez, quien lo inició en la afición por los toros, si bien después se arrepintió cuando su hijo mostró interés por la fiesta brava, a tal grado que en una ocasión se presentó vestido de luces en una placita aledaña a Ciudad de México. José Trinidad le suplicó que no lo hiciera más o le ocasionaría un gran pesar a él y a su madre. La petición surtió efecto y su retiro de los ruedos fue inmediato, aunque su inclinación nunca cesó y siguió asistiendo como aficionado a las corridas dominicales en la capital mexicana, al igual que en otras plazas de la república y algunas de España y Sudamérica.

En El Redondel, periódico mexicano que sólo circulaba los domingos después de las corridas (edición del 30 de abril de 1978,  sección Partiendo Plaza) se decía de Sánchez Gámiz: "En sus años mozos [...] era armillista de hueso colorado. No admitía crítica al maestro de Saltillo. Fueron grandes los pleitos que sostuvo en la plaza con aquellos que no compartían con él su armillismo […] Tenía estatura, buena figura y con los conocimientos taurinos que tenía, hubiera llegado a figura. Leía con deleite el Diccionario de Sánchez de Neira. Leía al derecho y al revés la Tauromaquia de Guerrita y todos los libros de toros de aquella época estaban al lado de sus códigos de derecho. 'Soy armillista', gritaba en las plazas de toros. En las tardes de triunfo de Lorenzo Garza se entristecía, pero radiaba y era notablemente feliz si Armillita ganaba la pelea. Fueron famosas y épicas sus discusiones de toros que sostuvo con el hoy jefe del Departamento Jurídico de la Secretaría de Relaciones, el licenciado Óscar Galeano Pérez. Con Pepe Viesca sostenía atrevidas polémicas. Sabía de toros y criticaba a los toreros con razones, con argumentos. Los toros fueron enaltecidos por este aficionado que era torista antes que torerista y armillista antes que naciera el mundo, como eran sus palabras de pelea en las discusiones en los tendidos. Nunca se enteró Fermín Espinosa que existía un aficionado a los toros que lo defendía más que a sus propios familiares".

Debido a esa afición que lo caracterizaba, reunió una colección de libros, revistas y videocintas con títulos como Los toros, de José María de Cossío; Taurología: la ciencia del toro, de Ramón Barga; Las señoritas toreras, de Emilia Boado; Reglamento de corridas de toros: estudio histórico y crítico, de Tomás Ramón Fernández, y El Ruedo, Semanario Taurino.

Colección Especial de Iconoteca

La Sala Especial de Iconoteca se formó en 1981 para conservar, procesar, preservar y difundir los documentos gráficos que, elaborados con distintas técnicas, en diversos soportes y variados formatos, se han incorporado al acervo de la BNM a lo largo del tiempo.

Tiene como antecedentes más remotos el proceso de organización del acervo por don José María Vigil, en el cual se distinguieron algunos materiales que por su naturaleza consideró pertinente separar, con el objetivo futuro de conformar una sección especializada para su conservación y consulta. Dentro de las colecciones legadas o adquiridas en la época no fue extraña la presencia de estampas, grabados o conjuntos de fotografías de personajes distinguidos o cuadros costumbristas, paisajes, etcétera.

Cuando el maestro Luis G. Urbina se hizo cargo de la BNM en 1913, una de sus propuestas centrales fue organizar la sección de manuscritos y estampas, tanto como la de biblias y obras mexicanas, Esta iniciativa, en coincidencia con las indagaciones del historiador Herbert Bolton, quien venía realizando trabajos de investigación sobre el archivo de la Universidad (depositado en ese tiempo en la Biblioteca), así como los trabajos de Nicolás Rangel en torno a la figura de Juan Ruiz de Alarcón, dieron realce a la necesidad de organizar de manera sistemática este tipo de colecciones. Finalmente, en 1917 se estableció el Departamento de Manuscritos, cuyo primer responsable fue Manuel Torres, y a continuación José Martínez Hernández. La colección se resguardaba en la Subdirección de la Biblioteca, y en ella se conservaron asimismo estampas, grabados y otros materiales que, por su vulnerabilidad, se consideraban en riesgo de pérdida.

Una de las primeras actividades de difusión que se llevaron a cabo en la BNM, luego de su integración a la Universidad en 1929, fue la conmemoración en 1930 del vigésimo aniversario del inicio de la Revolución mexicana. Con ese motivo, la dirección de la institución lanzó una convocatoria general para que todos aquellos que tuvieran en su poder libros, objetos, documentos o fotografías sobre el tema, los cedieran en préstamo para incluirlos en una gran muestra alusiva al hecho. Fue así como surgió la idea de organizar una sala permanente, en donde se mostraran materiales visuales al público visitante.

La colección del Departamento de Manuscritos, Estampas e Iconografía fue la fuente nutricia del Museo Iconográfico de la HNM, inaugurado el 28 de marzo de 1944. Este dato es importante porque de él se infiere que, mientras este departamento (que como tal siguió existiendo hasta finales de 1949, para cambiar luego su denominación a Departamento de Manuscritos) probablemente se especializó en la conservación de grabados y estampas de impresores europeos, además de álbumes fotográficos de alto valor para la historia mexicana, la Sección de Iconografía de la HNM, heredera de su Museo Iconográfico, se formó con diversos materiales compilados para documentar la labor intelectual de escritores, periodistas, científicos, estudiosos y creadores en general, empleando para ello diversas fuentes disponibles en la época. El Museo tenía como objetivo enriquecer el acervo de la HNM con estampas de toda índole, formar el catálogo de iconografía y ser el depositario nacional de estampas que revelaran objetivamente diversos aspectos de la vida en México.

La fusión de todas estas colecciones ocurrió hasta 1981, cuando se establece como una más de las siete Salas Especiales de la BNM. Su objetivo central era concentrar todos los materiales que, por su naturaleza, deben ser almacenados en depósitos específicos. Hacia 1990 y con la finalidad de garantizar su mejor preservación, el acervo de la Iconoteca fue trasladado a la sala 2 del Fondo Reservado.

Los materiales existentes actualmente en la Iconoteca son:

  • Fotografías, negativos y diapositivas.
  • Retratos procedentes de diversas publicaciones periódicas.
  • Tarjetas postales, estampas y tarjetas de visita.
  • Carteles de cine mexicano, posters y programas de mano.
  • Grabados, dibujos, láminas y litografías.
  • Clisés o clichés (placas o planchas grabadas).
  • Libros de arte, folletos, catálogos de exposiciones.

Entre sus materiales más representativos están el Álbum de la Biblioteca Nacional, el Álbum fotográfico del siglo XIX sobre costumbres, el de Historia mexicana de Hernández, el llamado Álbum negro, el de Retratos de personajes de la Historia de México, el del Imperio mexicano, el Álbum de El Buen Tono y el del Recuerdo del Ferrocarril Mexicano, por mencionar algunos.

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