Archivos y Manuscritos

Colección que abarca del siglo XVI al XX y está formada con documentación originada por diversas personalidades de la vida social y política de México, así como de algunas comunidades del clero regular.

Manuscritos

La Colección de Manuscritos de la Biblioteca Nacional de México (BNM) actualmente cuenta con casi 3,000 obras que abarcan del siglo XV al XX. La mayor parte provienen de bibliotecas de la época novohispana, sin embargo, se han adquirido mediante donación y compra un buen número de ejemplares, lo que convierte a esta colección en una de las más valiosas, debido a la riqueza cultural que resguarda. Destacan los manuscritos de la Bibliotheca Mexicana de Juan José de Eguiara y Eguren, los borradores de Cayetano Cabrera Quintero, los manuscritos “científicos” del mercedario fray Diego Rodríguez, la obra de Diego García Panes y cientos de sermones manuscritos de la época virreinal, entre muchos más.

Archivo Franciscano

Fue comprado a Luis García Pimentel en 1919 y lo conforman manuscritos e impresos que dan cuenta del trabajo realizado por los misioneros de la Orden de San Francisco en Nueva España. Abarca desde el siglo XVI hasta principios del XIX, y el material documental está dispuesto en más de 1,800 cartapacios, resguardados a la vez en 159 cajas.

El Archivo Franciscano de la BNM conserva, principalmente, la documentación generada por la Provincia del Santo Evangelio de México, que fue la provincia primigenia de la orden franciscana en el Nuevo Mundo; también contiene la de los archivos del Comisario General de Nueva España y del Procurador General de Corte, que en conjunto ofrecen importantes testimonios sobre la organización, funcionamiento y gobierno de las instituciones que conformaron la orden franciscana y que hoy son fuente para la historia de México, en particular.

El Archivo Franciscano es fuente de información acerca del obispado de Puebla y del arzobispado de México, al igual que del poblamiento novohispano del norte; incluye datos sobre limpieza de sangre, dispensas, genealogías, información de diezmos y primicias entre el clero secular y regular, así como sus jurisdicciones eclesiásticas y derechos parroquiales. Contiene, asimismo, un importante número de reales cédulas, edictos, patentes, breves y bulas apostólicas y de la Santa Cruzada, además de documentación tocante a méritos y servicios, mayorazgos, indios, tributos, temporalidades, censos, escrituras de obligación, archivos conventuales y documentos pertenecientes a la Compañía de Jesús, entre muchos otros documentos.

Presenta también información para la historia de Hispanoamérica y Filipinas, Texas, California, Nuevo México y La Florida (Estados Unidos), a través de la documentación tocante a las Provincias de Santa Elena de La Florida, la del Nombre de Jesús de Guatemala y la de San Gregorio de Filipinas; por ello, este archivo constituye un gran corpus documental para una amplia variedad temática en la investigación.

Carmen Romero Rubio de Díaz

Carmen Romero Rubio y Castelló de Díaz nació en Tula, Tamaulipas, en 1864 y murió en Ciudad de México en 1943; fue hija de Manuel Romero Rubio, colaborador en el gobierno del general Porfirio Díaz, con quien contrajo nupcias en 1881. Luego de la renuncia del general a la presidencia de México en 1911, ambos viajaron a París para establecerse allí durante su exilio.

Este archivo consta de 52 cartas enviadas de 1911 a 1923 por Carmen Romero Rubio a Enrique Danel, su administrador en México. La correspondencia fue remitida desde varios lugares: París, la región de los Alpes Marítimos en Francia, El Cairo (Egipto), Nauheim y Ems (Alemania), Interlaken y Lausana (Suiza), así como desde España. Entre las misivas se encuentran algunas enviadas por la hermana de Carmen, Sofía Romero Rubio de Elizaga, y por Amada Díaz de Torres y Luz Díaz de Rincón y Gallardo, hijas del general. Las últimas cartas corresponden a Danel, quien presentó su renuncia al cargo de administrador de los bienes de la familia Díaz Romero Rubio, por tener serias diferencias con las hijas del general. Los documentos del archivo son exclusivamente administrativos, pues tratan del manejo contable y legal de las posesiones de la familia Díaz en México; sin embargo, en las cartas se puede apreciar la visión que, desde el exilio, Carmen Romero Rubio se había formado sobre nuestro país.

Manuel Eduardo de Gorostiza

Manuel María del Pilar Eduardo de Gorostiza y Cepeda nació en el Puerto de Veracruz en 1789, aunque vivió en Londres hasta 1833. Se caracterizó por ser un pensador liberal; estando en el extranjero se interesó en la política mexicana y estableció contacto con personajes de la talla de Lucas Alamán, para ofrecer sus servicios diplomáticos; la recomendación de éste y otros connacionales le sirvió para ser nombrado encargado de negocios de México en los Países Bajos, además de ministro plenipotenciario en Gran Bretaña y comisionado especial para arreglos amistosos y comerciales entre México y los países europeos.

Al evaluar su destacado trabajo en las relaciones internacionales de México con Europa, fue invitado a volver a su país para ser nombrado ministro plenipotenciario en Estados Unidos de América; gracias a su habilidad política tuvo valiosas intervenciones en el conflicto que México sostuvo con aquel país por el territorio de Texas.

Su capacidad intelectual lo llevó a trasladar su visión crítica del ámbito político y social a la dramaturgia, por lo cual escribió comedias de costumbres en las que se propuso enseñar, pero divirtiendo. Entre sus obras destacan: Indulgencia para todo, Las costumbres de antaño, Contigo pan y cebolla, Diccionario crítico y burlesco y La cartilla política.

La BNM conserva el archivo de Manuel Eduardo de Gorostiza, en el cual destacan sus nombramientos, su intercambio epistolar con ministros mexicanos y la comunicación con sus coetáneos europeos, misivas todas en las que se advierte su delicada labor como ministro al servicio del Estado mexicano en el extranjero.

Fondo Vicente T. Mendoza

Vicente Teódulo Mendoza Gutiérrez nació en Cholula, Puebla, en 1894. Se formó como músico en el Conservatorio Nacional de Música. Interesado en la cultura popular, el folklor nacional e internacional, consideraba que las canciones, la música y la danza eran muestras claras de la identidad. Este punto de vista lo llevó a iniciar una colección sobre estas expresiones culturales y a documentar los festivales populares, sobre todo del interior de México.

Vicente T. Mendoza creía que se podían establecer bases científicas para el estudio del folklor, y no sólo realizar investigaciones descriptivas, por lo que con este principio contribuyó al descubrimiento de las diferencias históricas en las tradiciones mexicanas.

Dedicado principalmente a la investigación musical, Mendoza realizó estudios comparativos para establecer la relación entre la poesía y la música, lo cual lo llevó a considerar que, en el caso del corrido mexicano, existía un claro vínculo con los poemas épicos medievales españoles conocidos como baladas, ya que el corrido era la expresión cronológica de acontecimientos; por ello, en sus trabajos trató de establecer cuáles elementos correspondían a la tradición española y cuáles eran autóctonos. Con este propósito publicó su obra El corrido mexicano.

En 1968, luego de la muerte de Virginia Rodríguez Rivera, viuda de Vicente T. Mendoza, la BNM recibió en donación el archivo y la colección bibliográfica de este folklorista.

Fondo Ángel María Garibay

Ángel María Garibay Kintana nació en el Estado de México, en 1892. Estudió en el Seminario Conciliar de México y se ordenó sacerdote; interesado en las culturas clásica y prehispánicas, llegó a dominar varios idiomas: náhuatl, otomí, latín, griego, hebreo, inglés, francés y alemán.

Publicó obras de poesía personal, realizó investigaciones sobre literatura náhuatl, de la obra de fray Bernardino de Sahagún y fray Diego de Landa, entre otros temas, además de ser traductor y divulgador de la literatura del mundo clásico. La producción bibliográfica del padre Garibay es muy amplia y en ella se advierte una vida inmersa en el estudio de la cultura universal.

La BNM recibió por donación el Fondo Ángel María Garibay en 1969. Está compuesto por fotografías, mapas, recortes de periódicos, revistas, textos borradores y libros, materiales en los que se percibe claramente el interés académico de este gran humanista.

Libros de Coro

En la Colección de Manuscritos del Fondo Reservado de la BNM se conservan 15 volúmenes de códices corales que fueron escritos e iluminados durante los siglos XVII y XVIII, en México y Sevilla. Doce son obras unitarias o facticias que responden a funciones litúrgicas precisas, en tanto que tres son reuniones de folios sueltos encuadernados, que por su condición heterogénea no han sido registrados en el catálogo Nautilo de la BNM. Sus textos provienen principalmente del breviario romano aprobado en el Concilio de Trento (1545-1563).

Siete de los 12 volúmenes tienen la impronta franciscana registrada en las fiestas que celebran, los sitios donde se escribieron, los nombres de sus copistas y mecenas religiosos, al igual que en su iconografía. El cantoral más antiguo es de 1603 y en su colofón firmó fray Gaspar Riquelme como copista, en la provincia del Santo Evangelio de Ciudad de México, mientras que el segundo libro más antiguo, fechado en 1606, fue manufacturado en el Convento Grande de la provincia de Andalucía, en Sevilla, por fray Juan de la Mota (Stanford, 2002); tal información se puede extender a dos libros de coro porque en el noveno cantoral se lee el nombre del mismo fraile, en tanto que en el séptimo libro se encuentra una semejanza caligráfica y estilística tan notable que permite suponer o asociar su procedencia (Salgado, 2009).

En el ámbito de las artes, hacia 1760 se introdujo el estilo rococó en Nueva España, antes de que se implantara el Neoclásico de la Ilustración. En ese contexto histórico se ubica el sexto libro coral, fechado entre 1775 y 1776; tiene la firma de fray Antonio de Prado y Solís, a quien se ha identificado como natural de Sevilla, pero habitante del Convento Grande de San Francisco, en México. Las formas plásticas de las iluminaciones revelan la galantería lúdica del rococó. Es remarcable la presencia franciscana en el más antiguo y en el más reciente de los libros de la colección, fechado el último en 1784, ya que los separa un siglo y medio.

Dos cantorales de 1713 y 1714, hermanados por la rúbrica de fray Miguel de Aguilar y de su mecenas fray Antonio Gutiérrez, difusor y provincial de la provincia agustina del Santo Nombre de Jesús –con asiento en el antiguo templo de San Agustín y sede original de la BNM–, corresponden a los libros 3 y 4 del catálogo Nautilo.

Los últimos tres volúmenes unitarios no tienen datos inscritos que informen sobre su origen, pero por su estilo caligráfico y plástico pueden identificarse como libros novohispanos de los siglos XVII y XVIII.

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